Continuando con el trabajo sobre los caracoles, os dejo la siguiente entrada en la que podéis ver lo que hicimos con ellos una vez estuvieron bien instalados en su "caracolera". Ya
veréis lo bien que los cuidaron.
Una vez que habíamos acabado la "casa", procedimos a meter los caracoles en ella. Y les procuramos todo lo que necesitaban para poder vivir cómodamente. Estoy segura que para ellos fue como si estuvieran en un Hotel de cinco estrellas. Je,je.
Les pusimos de comer varias cosas: hojas de lechuga, de espinacas, de acelgas, algún trocito de manzana (les gustaba mucho), y un platito con harina (el plato blanco), que nos dijo una mamá que también les gustaba. Cada día, había unos encargados para traerles comida fresca.
También tenían su fuente de agua (el
platito rosa), que
cambiábamos dos veces al día, para que no pasaran sed.
Los encargados del día, lo primero que hacían al llegar a clase por la mañana, eran asearlos. Les limpiábamos la casa, por que son un poco marranotes y se hacían caca donde querían. Les cambiaban el agua, y los refrescaban con una pequeña lluvia (aparatito naranja), y finalmente les ponían comida fresca.
Mirad que fresquitos y que contentos que estaban nuestro caracoles, anda que no se pusieron regordetes, y hasta tuvieron hijitos que pudimos ver. Pero eso será en la siguiente entrada sobre el tema que colgaré muy pronto, junto con el dossier de trabajo.