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Mi nombre es María, y soy maestra de educación infantil. Me he animado a hacer este blog para compartir vivencias y material de nuestro maravilloso trabajo. Un saludo a todos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

TIÓ DE NADAL



Cuenta la leyenda que en un pequeño pueblo de un precioso valle de los Pirineos de Cataluña durante un verano hubo un terrible incendio y todos los árboles que había en los bosques del alrededor se quemaron. El invierno que siguió fue muy crudo, copiosas nevadas cubrieron con un manto blanco las montañas, y los habitantes de aquella aldea tuvieron problemas para aprovisionarse y poder soportar la época que se les venía encima. Empezaron a pensar en que deberían abandonar el pueblo, pero nadie se quería marchar y pasar la Navidad lejos de sus hogares. Unos días antes de Nochebuena, pasó por aquellas tierra un hombre con un burro como única compañía. Les pidió ayuda ya que estaba en pleno viaje, y quería llegar a casa antes de Navidad. Y pese a la escasez de recursos que tenían, aquella buena gente del pueblo, le ayudaron y le dieron provisiones y ropa de abrigo. El hombre a cambio les regaló un tronco de árbol, y les dijo que cada día le pusieran algo de comer y que por mucho frío que pasaran no lo quemaran hasta el día de Nochebuena. Les resultó bastante extraño, pero así lo hicieron. De manera que cada día una familia ponía algo de comer por la noche al tronco y por la mañana había desaparecido todo lo que le habían puesto. Llegó el día de Nochebuena, y todos los aldeanos reunieron la comida que tenían y se fueron a la casa más grande del pueblo a celebrarla. Llevaron el tronco y lo quemaron durante toda la noche.
Todos ellos se vieron reconfortados por un calor y una luz especial, que no habían visto jamás en un fuego.
Se sintieron especialmente felices, a pesar de sus problemas, y pasaron la mejor Nochebuena de sus vidas, cantando villancicos alrededor del fuego.
Al acabar se despidieron y se fueron a sus casas a dormir. A la mañana siguiente al despertar se empezaron a oír gritos de asombro en cada una de las casas del pueblo. Las despensas estaban llenas de todo tipo de alimentos, los leñeros llenos de troncos suficientes como para pasar todo el invierno sin pasar frío. Y al lado de las camas de los más pequeños había golosinas, turrones, barquillos, y muchas cosas más.
Lo más sorprendente de todo fue que al salir a la calle todos los aldeanos se encontraron con que sus montañas volvían a tener los mismos árboles que habían tenido antes del incendio.
Nunca llegaron a saber quien había sido aquel caminante misterioso que les había dejado el tronco mágico. Pero a partir de aquel día nunca más se sintieron desdichados. Siempre reinó la felicidad entre las gentes de aquel pueblecito.

A partir de ese día, en nuestra tierra se tiene por costumbre poner el Tió unos días antes de la Nochebuena, darle de comer, y taparlo para que no pase frío. La noche de Navidad, los más pequeños al ritmo de unas canciones típicas, lo hacen "cagar" obteniendo golosinas y dulces navideños de todo tipo.
Y esta pequeña y entrañable ceremonia casera, hace que disfruten tanto pequeños como mayores.
María.

Os dejo un par de dibujos originales del Tió, por si queréis pintarlos.

Espero que os haya gustado esta tradición tan típica de aquí.




1 comentario:

  1. el arco iris infantil10 de diciembre de 2010, 1:06

    Es muy bonita la historia; son tradiciones preciosas que se viven al calor de la chimenea y rodeados de la magia de la Navidad.
    Los dibujos son ideales para los más pequeños, son sencillos y graciosos.

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